Los pueblos originarios
consideraban al caldén como un “árbol sagrado” para su cultura, y realizaban un
aprovechamiento natural de sus frutos, leña y de su sombra, evitando la tala de
la especie.
Estos pueblos, que tenían una
economía de subsistencia, hacían un uso extensivo del bosque y su impacto
probablemente haya sido mínimo, siendo los principales disturbios los
ocasionados por la utilización del fuego para la caza, esencialmente ñandú y
guanaco.
A partir del destierro de los
pueblos originarios comenzó una gran repoblación de las tierras originadas por
los grandes intereses económicos, desarrollándose la colonización agrícola, con
un fuerte avance hacia el oeste, con la explotación de los bosques de
caldén.
Fuentes:
Foto: http://www.pareravirtual.com.ar/
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