Imagen cerca de la localidad de Puelches tomada por Fabián Muñoz Docampo |
Nombre vulgar: Caldén. Los mapuches
le decían “huichru”, cuya fonética es “huitru”.
Nombre científico: Prosopis
caldenia Burk
El caldén (Prosopis caldenia) es
una leguminosa. Su corteza es muy gruesa y rugosa. Prospera en suelo arenoso,
árido y resiste sequía, desarrollando un sistema radicular extremadamente
profundo. Puede alcanzar los 12 metros de altura, es de copa amplia y aparasolada,
que fácilmente alcanza los 15 metros de diámetro.
Las hojas del caldén son
bipinaticompuestas, caducas, alternas y pequeñas. Su ramaje es tortuoso, con
espinas cónicas dispuestas de a pares en los nudos. Sus flores, son pequeñas y
se agrupan en espigas pendulares amarillentas de aproximadamente 5 a 8 cm de
longitud. El fruto del caldén es una vaina o chaucha carnosa achatada, a veces
encorvada o espiralada de entre 10 y 15 cm por 1 cm, amarillenta con estrías
violácea, su sabor es amargo y astringente.
Los usos tradicionales de la madera
de caldén son: leña, postes, varillas, vigas, muebles, marcos y contramarcos de
puertas, ventanas, persianas, umbrales, dinteles, colmenas, etc.
Árbol sagrado
Los mapuches consideraban al caldén
como árbol sagrado. En la época estival, cosechaban las chauchas y hacían
“chicha”, una bebida alcohólica fermentada.
El bosque de
caldén pampeano
El caldén es endémico de la
República Argentina y único en el mundo. Originalmente, el bosque de caldén se
extendía desde el centro y sur de San Luis, sudoeste de Córdoba y centro sur de
La Pampa hasta el sur de Buenos Aires y el noreste de Río Negro.
El bosque de caldén pampeano
integra la Provincia Fitogeográfica del Espinal. Recibe esa denominación porque
la especie dominante y primordial recurso autóctono del hábitat es el caldén.
El caldén era el principal recurso
forestal de La Pampa, a punto tal que a fines del siglo XIX y principios del
siglo XX, su explotación dio lugar a la fundación de varios pueblos como Quehué
(cuyo primer nombre fue Caldén), Conhelo, Rucanelo, Telén, y Loventué, entre
otros. Solía ser el combustible para las panaderías y las calderas de las
locomotoras cuando el carbón inglés escaseó durante la Primera Guerra Mundial.
Según la revista "Caras y Caretas" de 1906, 140 vagones cargados de
leña de caldén (1.400.000 kilogramos) partían todas las semanas desde Toay,
Santa Rosa, Rancul y otras localidades pampeanas.
Desmonte, empobrecimiento y
fragmentación
El bosque de caldén solía ser
especialmente abundante en La Pampa, lo cual representaba el 24% de la
superficie provincial.
La Pampa ha perdido más de las dos
terceras partes de su bosque de caldén original, y la fracción que aún resiste
presenta marcados signos de fragmentación, siendo muy difícil en la actualidad
encontrar parches mayores a 1.000 hectáreas. Hoy solo resiste un remanente
empobrecido, alejados de los bosques prístinos originarios, que no supera el
1.600.000 ha., apenas un 11% del territorio provincial.
El paso del ferrocarril por tierras
pampeanas inició el proceso de degradación del bosque original. Aquellos
pueblos que en su momento surgieron gracias al caldén ya no existen, atento la
marcada disminución de la superficie del bosque.
Luego, el sobrepastoreo, el fuego
como herramienta de manejo para la obtención de mejores pasturas para el
ganado, la tala indiscriminada y el avance de la frontera agrícola, aceleraron
aún más el empobrecimiento del escaso bosque subsistente. Esto impide que la
masa boscosa pueda cumplir sus funciones ecológicas y ambientales
eficientemente. La pérdida del caldenal afecta además a numerosas especies de
la flora y fauna que necesitan de él para vivir convirtiéndose así en un
ecosistema sumamente vulnerable.
La necesidad
de nuevas áreas protegidas
La pérdida de área boscosa y la
deficitaria salud del caldenal pampeano, de lo cual se ha dado noticia con
creces en los últimos tiempos, no sorprende si se tiene en cuenta la alarmante
y constante reducción de la generalidad de los bosques nativos en nuestro país.
No solo la selva misionera, las yungas y el bosque chaqueño son víctimas del
desmonte, también lo es, con la misma gravedad aunque menos difundido, el
caldenal pampeano lo cual lo pone en estado terminal.
El Bosque de Caldén clasifica entre
las categorías de mayor riesgo (vulnerable o amenazado) para su conservación en
el documento de conclusiones del Primer Inventario Nacional de Bosques Nativos
elaborado por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación).
Textualmente el informe determina que: "(...) cuando se comparan los datos
de este inventario con las estimaciones de la superficie ocupada por los
bosques originalmente se observa una notable disminución de la superficie ocupada
por los bosques (...)", y agrega que "(…) en los últimos veinte años
se perdió un 20 % de la masa forestal del caldenal (…)" En los períodos
1999-2000 y 2005-2006, la tasa anual de deforestación ha sido con arreglo al
Informe del -0,82 %.
Se debe destacar que los bosques
nativos cumplen un rol importantísimo en la regulación del clima, la
amortiguación de la caída del agua de lluvia y la detención y prevención de
procesos erosivos, además de brindar refugio y alimento a la fauna que los
habitan. De por sí el caldenal habita suelos frágiles y arenosos susceptibles
de degradación, por lo que su extinción traería aparejado un grave
empobrecimiento ambiental en razón de la erosión y eventual desertificación.
Pocas áreas protegidas resguardan
hoy porciones de los antiguos bosques: el Parque Nacional Lihue Calel, Reserva
Provincial Luro, Pichi Mahuida y marginalmente la Laguna de Guatraché todas
situadas en La Pampa. Esto no nos sorprende, dado que el caldenal pampeano
integra la eco región del Espinal, una zona profundamente degradada en la
Argentina y que adolece de insuficiente tutela. Menos del 1% del espinal se
encuentra protegido.
Resulta entonces necesario llevar
adelante diversas acciones efectivas, a fin de remediar la grave situación
observada. El caldén es un árbol único en el mundo y endémico de Argentina el
cual brinda refugio y alimento a numerosas especies animales. Pero sobre todo,
es parte de nuestra identidad cultural.
Por ello, urge la confección de un
proyecto serio para la conservación del bosque de caldén con un marcado perfil
holístico. Es indispensable la participación en dicho proyecto de especialistas
en la materia, de la ciudadanía y de toda organización no gubernamental que
desee formar parte del proceso.
Los espacios naturales tienden a
ser cada vez más escasos y fragmentados en nuestro país y los pocos que
resisten, se ven constantemente amenazados por intereses económicos diversos
(soja, minería, represas). No hay otra opción entonces más que resguardar lo
poco que nos queda mediante la creación de nuevas áreas protegidas. El bosque
de caldén pampeano no escapa a ésta última observación. Por ello, es sumamente
conveniente para la salvaguarda del caldenal pampeano la adquisición de tierras
para la creación de nuevas áreas protegidas.
Asimismo, es conveniente promover
la protección del caldenal en tierras privadas, a través de convenios
celebrados a tal efecto, brindado incentivos a los propietarios que se muestren
interesados (por ejemplo, exenciones impositivas).
hola mi nombre es Edgardo, me gusto el blog muy buen trabajo. muy dinamico y variado sobre algo muy nuestro. Sigan asi !!!
ResponderEliminarGracias por visitar nuestro blog. Esperamos que en su próxima visita le agrade lo que sigamos subiendo de información sobre el caldenal.
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